jueves, 31 de mayo de 2012

CUANDO LA PARCA SE LLEVÓ A MI ABUELA

Un día de noviembre del año 2005 por la mañana mi abuela murió en el hospital de la Cruz Roja, en una cama de una habitación, de un paro cardíaco, murió con los ojos abiertos, mi madre que estaba con ella, se los cerró.
Luego la llevaron al tanatorio, allí la pusieron en un féretro para que pudiéramos velarla y despedirnos de ella, la incineraron, ya que esa fue su última voluntad. Más tarde, nos trasladamos al cementerio para poder ver como depositaban las cenizas bajo tierra, metidas en una bolsa de plástico. Cuando murió tenía 92 años cumplidos.
Me entristeció y lloré mucho su muerte, pero por otro lado sentí alivio, no sólo por mí, sino también por mi madre y sobre todo por ella. Mi abuela sufrió lo indecible antes de morir y durante un largo período de tiempo. Antes de trasladarla al hospital estuvo en casa muy enferma, postrada en la cama de su habitación. Para trasladarse al servicio necesitaba un andador, hasta que llegó un momento en que no podía ni caminar con este, entonces tuvimos que ponerle pañales y cambiárselos cada vez que se mojaban o cuando se hacía sus necesidades.
Mi abuela había tenido un derrame cerebral, y claro llegó un momento en que prácticamente lo único que podía hacer era hablar, y además sólo hablaba con mi madre y conmigo, porque la pobre ya no controlaba su propia mente.
Ella decía que ojala se la llevara Dios y además quería morir durmiendo. Al poco tiempo se murió, no estaba durmiendo, pero se le paró el corazón y no sufrió casi nada, vamos que ni siquiera se enteró.
No solamente recuerdo ese último período de su vida, prefiero olvidarlo y recordar que cuando mi hermano y yo éramos pequeños ella nos cuidaba y nos íbamos de vacaciones, también con mi abuelo, a la playa, ella fue la última en morir de mis cuatro abuelos, por eso la hecho tanto de menos, quizá porque convivió con nosotros unos cuantos años antes de morir.
La recuerdo feliz y contenta disfrutando de sus últimos años de vida, con mi madre y conmigo, y prefiero que así sea para siempre.

Cecilia Menassa.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú tuviste la gran suerte de vivir momentos dulces con tu abuela yo por desgracia no me acuerdo de mis abuelos ya que murieron cuando yo era muy chico.

urarocio dijo...

Enhorabuena por este escrito en homenaje a tu abuela. Es precioso. Yo también tuve una experiencia parecida con los padres de mi madre y también los hecho mucho de menos.

Anónimo dijo...

Me he emocionado leyendo como recordaba a tu abuela,yo tambien veia ami abuela en una cama en su casa,qe por desgracia enfermo cuando se entero de la noticia de lo qe le abia pasado a su hijo,qe fue un palo muy duro para toda la familia,tambien recuedo como era mi tio el era guardia civil,es verdad su imagen se nos qeda graba.