viernes, 16 de septiembre de 2011

RELACION TERAPEUTICA: REFLEXIONES

El día 6 de octubre tendrá lugar en el Hospital “Virgen Macarena” de Sevilla una jornada de debates y celebración del Día Mundial de la Salud Mental y del 25 aniversario de ASAENES (Asociación de Familiares, Allegados y Personas con Trastorno Mental Grave de Sevilla).
Aunque el programa de actos aún no está cerrado del todo, contará con la participación de especialistas en la materia, profesionales y usuarios que compartirán su experiencia en primera persona. Además, se podrá disfrutar de actividades de entretenimiento a lo largo del día y se proyectarán imágenes relacionadas con la salud mental, entre otras propuestas.
Nosotros vamos a participar, entre otros, en la mesa de creación literaria donde hablaremos de nuestro Blog y se leerán algunos de los trabajos publicados. También desde la organización se ha propuesto un tema “la relación terapéutica desde la perspectiva del paciente", que también se va a tratar en la mesa y sobre el que podéis escribir y opinar todos los que queráis a través de nuestro blog. Uno de los trabajos se leerá en la mesa.




Os animamos a colaborar, aquí va la primera reflexión.

"Llevo enfermo desde los dieciocho años, por lo que mi experiencia en relaciones con los psiquiatras o terapeutas es dilatada. A lo mejor no se expresarla con toda la riqueza que ello conlleva pero lo vamos a intentar. Voy a resaltar dos psiquiatras que para mi han sido o son los más importantes que han pasado por mi vida y que, creo, les debo mi actual estado de equilibrio emocional y psíquico.
El primero fue con la primera persona que hablé de mis delirios, hasta ese momento eran solo pensamientos interiores y delante de él los verbalicé. Le conté algunas paranoias y cuando lo hice me derrumbe en lágrimas. Tuve miedo. Él, muy profesionalmente, ni se escandalizo ni se ruborizó ni me trasmitió ningún sentimiento más que comprensión. Me tendió una caja con pañuelos de papel que tenía encima de la mesa y respetó mi llanto.
Siempre me comprendió. Cada cosa que yo le contaba, cada delirio, cada idea referencial él la comprendía y no se llevaba las manos a la cabeza. Para mi, hablar con el significaba descargar la mochila y llenarme de paz.
Era un hombre muy inteligente y a pesar de tener yo un delirio me explicaba las cosas de forma que yo las entendiese pero no sin dejar fuera lo que podríamos llamar la explicación científica o lógica. Eso me ayudó mucho a comprender porque estaba enfermo y porque me suceda lo que me sucedía, tengo muy buen recuerdo de él y me encantaría volver a verlo.
Mi psiquiatra actual parece un hombre serio y distante pero sólo es apariencia, una vez que entras en la consulta se vuelve un hombre cercano e interesado por los problemas del paciente. También es un hombre muy inteligente. Con muy poco que le cuentes sabe en seguida cual es mi estado de ánimo. Tengo la confianza absoluta de contarle cuales son mis delirios, cuando los tengo. Hace poco tuve una recaída, empecé a tener ideas de mi patología base. Pensaba que me perseguían, que mis vecinos me observaban y que me leían el pensamiento. Hoy puedo contarlo sin que me produzca ningún efecto gracias a que mi psiquiatra supo actuar a tiempo. Para mi es muy importante acudir a sus citas y tomarme la medicación como él dice, es más que un guía espiritual, es el guía de mi razonamiento.
Pero no todas mis experiencias con los psiquiatras han sido positivas. Tuve uno, que curiosamente no recuerdo ni su nombre, que me dijo que no tenía ningún tipo de enfermedad y me retiró el tratamiento. Las consecuencias fueron nefastas. Por eso me siento un afortunado cuando puedo presumir de tener o haber tenido a psiquiatras tan maravillosos en mi trayectoria como enfermo mental".

P. S. M.

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