miércoles, 13 de abril de 2011

VIVIR EN UN PISO COMPARTIDO. A VECES, DIFÍCIL TAREA

Como estudiantes de enfermería que hemos vivido en un piso con otros compañeros, queremos compartir nuestra experiencia con vosotros:
Como todas las cosas tiene su lado bueno y su lado malo.
Por una parte, el lado bueno es que aprendes a vivir sol@ e independizarte, puedes entrar y salir cuando quieres sin tener que dar explicaciones a nadie, puedes hacer fiestas en tu piso y ver a la mañana siguiente a un chaval o chavala durmiendo en tu sofá que no conoces de nada….. Pero además se suele crear un buen ambiente, ya que estás rodeado siempre de gente joven y aprendes a convivir con personas ajenas a la familia.
Pero ahora, entramos en lo feo del asunto. Y es que en ocasiones aparecen algunos problemillas: a la hora de repartir las tareas domésticas todo fue muy bien, sin embargo, nos olvidamos del pequeño detalle de repartir los turnos de fregado. Poco a poco, vimos como se nos acumulaban los platos y cubiertos en el fregadero y que siempre los fregaba la misma….. con suerte todo se solucionó, aunque pasamos un pequeño mal rato. Otro año, coincidimos con un chaval, que vivió tres meses en el piso. Durante este periodo en lugar de ser tres, fuimos cuatro, porque la novia se pasó todo ese tiempo allí metida. Llegamos a pensar que ella pasaba más tiempo en el piso que nosotras, hasta que hablamos con ellos y resolvimos el problema. Como pueden ver, el lado malo siempre tiente alguna solución y aunque vivir en un piso compartido es difícil tarea, es una experiencia única que no se olvida, donde conoces a mucha gente y aprendes a solucionar los problemas por medio de la palabra. En definitiva, es un paso hacia la madurez.

Paloma Alonso Sardón e Irene Limiñana Pérez (Practicum 3º DUE)

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